ETIOPIA VI

Ibili Kaleak – Fotografía callejera

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Introducción

Pasaron varios meses desde que se me ocurrió esta idea de colaboración hasta que de verdad contacté con la fundación para proponérsela. Durante ese tiempo, de forma inconsciente, fui madurando las motivaciones que posteriormente me servirían como base para desarrollar el proyecto. Llevaba ya tiempo con ganas de colaborar en alguna iniciativa social, y la combinación de viajes y fotografía estaba siendo una de mis pasiones en los últimos tiempos. Una ONG pequeña, cercana y que trabajaba en Etiopía me pareció la oportunidad perfecta para emprender la aventura. Así que, sin mucha esperanza, me animé a enviarles un email.

“Este ha sido sin duda el proyecto fotográfico más difícil al que me he enfrentado hasta ahora.”

Además de querer dedicar algo de mi tiempo a una buena causa, de visitar un continente que no conocía o de hacer unas vacaciones fuera de lo habitual, había una motivación en mi subconsciente que no me atrevía a admitir. Había vuelto a retomar mi proyecto fotográfico algunos meses atrás y posiblemente todavía no tenía la confianza para decir que una de las cosas que me apetecía y me retaba era practicar la fotografía callejera en un país en vías de desarrollo.

Sensaciones: ¡Farenji!

El día de mi llegada, ya por la tarde, salí a dar un paseo para empezar a conocer la ciudad. Sin sacar todavía la cámara de la mochila, caminé haciendo círculos, para no perderme, alrededor del edificio donde mis compañer@s David y Ana trabajaban. En este momento fue cuando supe que hacer fotografía en Etiopia no iba a ser tarea fácil.

La fotografía callejera, por naturaleza, implica más dificultades que otros estilos, ya que trata de retratar gente y situaciones ordinarias de forma extraordinaria. A diferencia de otras prácticas, se busca la espontaneidad, por lo que las fotos nunca están preparadas ni se tiene el consentimiento del fotografiado (con el riesgo que esto conlleva). Así, cuando caminas por Barcelona, París o cualquier gran ciudad Europea, es muy fácil camuflarse en el anonimato que te proporcionar la condición de turista y fingir estar fotografiando la ciudad.

Pronto me di cuenta de que en Etiopía la cosa iba a ser diferente. Allí, el centro de atención no eran los monumentos ni los edificios postmodernistas, sino un extranjero blanco sobre el que caerían la gran mayoría de miradas y al que llamarían desde bares y aceras (con un tono mitad cómplice y mitad burlón):

¡farenji, farenji!

Notas diario, 23/05/2019:

“La sensación ha sido extraña; sin cámara, solo podía observar, sin embargo, yo era el más observado,…”

A pesar de verme en esta situación, traía conmigo algo que podríamos llamar “ganas”, o más bien “presión”, de hacer un buen trabajo, de volver de Etiopía con unas cuantas fotos que valieran la pena. A partir del segundo día la motivación tuvo que imponerse al miedo y caminé, cámara en mano, por las calles de Mekele y Wukro, por Aksum o por el desierto de Danakil en busca y captura de las mejores instantáneas que pudiera obtener.

La moral y tu opinión

Por más que estemos colaborando con una ONG, tratando de hacer una buena acción y poniendo nuestras mejores intenciones, el hecho de estar en un país donde solo con lo que costaba mi cámara seguramente una familia podría vivir durante unas cuantas semanas inevitablemente pone en entredicho todas estas premisas. Las motivaciones que nos llevan a involucrarnos en aventuras como esta están muy bien, pero, ¿lo hacemos honestamente de forma genuina o lo hacemos más bien por nosotros/as mismos? ¿Ayudamos de verdad con la cooperación, o es una forma de sentirnos mejor?

Puedes, deforma libre y anónima responder a estas cuestiones:

    Hubo días en los que deambulé a solas por Mekele durante horas: visitando mercados, calles, la universidad o barrios más alejados, en los que plantearme estas cuestiones fue inevitable. Observé intensamente, fotografié personas desconocidas sin su consentimiento, incluso capturé instantáneas de menores que indudablemente generan emoción; pero aunque es algo que me encanta hacer, no dejo de preguntarme si estas prácticas caen dentro de los límites de la moral. No me apetecía escribir una reflexión sin posicionarme, y no encuentro una posición clara, por lo que os he dejado un campo de texto libre ⬆️, para que anónimamente podáis dejar vuestra reflexión y con suerte, si recojo suficientes, poder escribir otro post sobre la moral en la cooperación internacional centrado en la fotografía.

    “When you take a picture, you are taking something”

    Excursiones y mi foto favorita

    Aunque no tenía nada planeado, es verdad que hubiera sido una pena ir hasta Etiopía para visitar una única ciudad. Así, de forma improvisada, tuve la oportunidad de visitar Abuna Yemata, la iglesia escarbada en lo alto de una montaña, al norte del país, y también de hacer una excursión a la depresión del Danakil, uno de los puntos más bajos e inhóspitos de la tierra.

    Al segundo día de mi llegada, que ya era viernes, quedamos para tomar algo, momento en el que conocí a Conchi y Elena, dos médicas madrileñas que estaban dando formación para matronas y enfermeras en cuidados neonatales. Ellas ya habían organizado una excursión para ese mismo sábado hacia el norte, a Aksum, para visitar el domingo Abuna Yemata. Se trataba de una gran oportunidad, así que, sin dudar un segundo, decidí unirme a ellas.

    El viaje entre Mekele y Aksum fue espectacular: casi 5 horas por paisajes montañosos, con espectaculares laderas dispuestas en bancales. Atravesamos aldeas y nos cruzamos con cientos de “caminantes” que transitaban a ambos lados de la vía. Fue en esta excursión donde saqué una de mis fotos preferidas de todo el viaje, en una parada que hicimos con vistas a las montañas de Adwa, también conocidas como Hatsure Tsion (Las barreras de Zion).

    Para llegar a la pequeña cavidad donde se encontraba la iglesia, escarbada en roca maciza en lo alto de una afilada montaña, tuvimos que trepar e incluso escalar varias paredes, algunas de ellas haciendo uso de cuerda y arnés. Una vez arriba, para entrar había que recorrer una pasarela de unos cinco metros de largo y apenas uno de ancho; sin ningún tipo de protección frente el acantilado de decenas de metros de caída que se abría a la izquierda.

    Os dejo un espectacular vídeo que he encontrado en internet para que lo entendáis mejor:

    Para el segundo y último fin de semana reservé un tour para ir a la depresión del Danakil, un desierto de sal a unos 120 m. bajo el nivel del mar, lo que lo convierte en uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Prueba de esto son las temperaturas que apunté en mi libreta: 42ºC a las 18:45 y 33ºC a las 6 de la mañana. Así, la noche que dormimos en el desierto lo hicimos en unas hamacas al aire libre, sin mantas ni sábanas, bajo un cielo intensamente estrellado.

    Guiados por un guardia en chancletas que portaba una AK-47, visitamos también una zona de aguas termales (pero extremadamente tóxicas por sus altos contenidos en sulfuros y metales). Desde allí nos dirigimos en 4×4 hacia el volcán, atravesando una especie de sabana en la que pudimos ver avestruces y gacelas, acompañados por tornados de polvo y arena que se formaban por doquier. La segunda noche la pasamos en las humeantes laderas del volcán Erta Ale, cuyo cráter pudimos visitar al amanecer. Los osados guías, a escasos centímetros del acantilado, ofrecían su mano para asomarse y poder ver una pequeña parte de la lava humeante que había al fondo escondida tras un espeso humo.

    ¿Rastafaris?

    Para ir terminando, me parecía interesante incluir en el post una de las curiosidades que más llamó mi atención cuando, justo antes de ir, un amigo me dijo: “¡Etiopía, la tierra prometida de los Rastafaris!

    Rastafarismo:

    Allá por 1920, Marcus Garvey, líder del movimiento panafricano y uno de los héroes nacionales de Jamaica, a menudo hacía referencia a la coronación de un rey africano en el futuro, diciendo a sus seguidores: “Miren a África, donde un rey negro será coronado y se convertirá en el salvador.”

    El 2 de noviembre de 1930, Ras Tafari Makonnen fue coronado emperador Haile Selassie I lo que para algunos fue interpretado como un cumplimiento de la profecía de Marcus y que Selassie era el mesías que se había predicho. Los rastafaris nombraron su movimiento por Ras Tafari y consideraron al emperador como la presencia física de Dios (Jah) en la tierra.

    Fuente y +info: https://www.derasta.com/rastafarismo/

    Fin de proyecto, fin de la aventura

    Ya casi ha pasado un año desde mi aventura en Etiopía y ya va siendo hora de cerrar el proyecto. Aunque desde principios de año ya teníamos una exposición preparada con 38 fotos y carteles explicativos, la situación en los últimos meses no nos ha permitido mostrarla, aunque lo volveremos a intentar cuando todo se normalice (si te interesa saber más o conoces a alguien, ¡escríbenos desde el formulario de abajo!)

    Os recuerdo también que todas las fotos que veis están en venta y que los beneficios serán íntegros para la fundación (www.etiopiautopia.org), para que puedan seguir desarrollando proyectos humanitarios en la región del Tigray de Etiopía.

    Este es el último artículo de la saga de Etiopía que tenía preparado y lo quería terminar con un agradecimiento: a la fundación Etiopia Utopia por darme la oportunidad de vivir esta experiencia junto a ell@s; y en especial a Garazi, por responder a todas mis dudas que muchas veces le llegaban en horas intempestivas o en días festivos :-).

    Extra: Opiniones recogidas

    La actividad cooperante, a mi juicio, comporta la aceptación de dos hechos diferentes y contrapuestos. Por un lado la aceptación de dos realidades incontestables: la existencia de una fractura que divide radicalmente a la sociedad en una minoría dominantes y una mayoría de dominados y la necesidad de la facción dominante de que ese brecha se mantenga o incluso se agrande para  seguir manteniendo su privilegios. Y en el otro extremo tenemos la voluntad de mitigar el sufrimiento de la facción dominada por parte de sectores solidarios de la sociedad dominante.

    Así pues la pregunta es: ¿La solidaridad es un remedio o tan solo un paliativo?

    Anónimo (1).

    No creo que sea posible separar las diversas motivaciones que nos llevan a realizar una acción social o humanitaria. ¿Qué significa hacerlo de forma genuina? ¿Hacerlo de manera inconsciente? ¿Valorar más lo que se aporta a otros que lo que aporta a uno mismo? Considero que pocas personas realizan un análisis tan profundo.
    Yo creo que se trata de un círculo virtuoso. Una situación "win-win" que nuestro inconsciente identifica. Ayudamos porque nos hace sentir bien a nosotros y porque les hace bien a los demás.
    Es posible que la crítica hacia estas actitudes no sea más que el reflejo en los demás del propio ego.

    Anónimo (2).

    Oso zaila iruditzen zait bota dezun galdera erantzutea. Askotan pentsatu det eta oso zaila iruditzen zait. Nola jakin guregatik egiten dugun edo ez? Are zailago...nola egin guregatik ez bada? Nere buru-gorputzetik atera beharko nintzateke argi eta garbi neregatik zerbait ez egiteko... Beti daukagu arrazoi bat gauzak aurrera eramateko, erabaki bat edo beste izanik. Baina erantzun global bat lortu det neretzako... Ea balio dizun.
    Kasu honetan, galdera da: benetan laguntzen dugu horrelako asoziazio eta ekintzetan parte hartzen? Edo, zuk esaten dezun bezela, nere lasaitasunerako egiten det?

    1. Sakonki aztertzen badegu, agian gizarte bezela ekin beharko genuke eta beste herrialde batzuk zapaltzeari utzi beharko genioke. Kritikoa naiz hobekin: Azpigaratuak? Gure erruz modu ezberdinean garatuak esango nuke. Beraien aberastasuna lapurtu eta azpigaratu deitzen ditugu... Orduan, guk azpigaratzen ditugu... Beraien aberastasuna gizarte bezela kentzen badiegu, gizarte bezela bakean utzi beharko genituzke. Baina, indibiduo bezela, bakarka eragin handirik ezin degu izan. Edo eragin hau ez da nahi bezain azkarra izango. Zer egin kasu honetan? Kontsumo arduratsu bat izan dezakegu, edo ez-kontsumo bat...desazkuntzaruntz eta bertakotasuneruntz jo beharko genuke agian.
    2. Aurrekoa onartuta, hau da, indibiduo bezala erantzun azkar eta handia lortzea zaila da baina ahal dugun einean lan eginda (kontsumoa batez ere). Zergatik ez lagundu? Partekatu dezun bezelako proiektuek autogestioa eta autosufizientzia aurrera eramateko balio dute. Putzuak eraikitzea, formakuntza... Oso garrantzitsuak dira. Horrela laguntzeak printzipioz ez du kalterik ekartzen. Eta bai, hobeto sentiarazten gaitu aktiboki, zuzenean laguntzen degulako. Txarra da hau? Egoista? Itxurakeriaren aldetik egiten ez den bitartean, egunerokotasunean ere ardurarekin ekiten bada, nere ustez ez.

    Ekintza bakar bezela egiten bada, egunerokotasunean kritikoki bizi gabe, orduan bai izan daiteke kontzientzia garbiketa bat. Seguraski, izango da. Baina osotasun baten barruan egiten bada, ahal den neurrian jasangarritasun batean bizita (jasangarritasuna ikuspen ekologikotik, noski, bestela ez dago jasangarritasunik. Ekologiak azkenean erlazioak aztertzen ditu eta), orduan ekintza beharrezkoak iruditzen zaizkit. Eta oso garrantzitsua da jendeak proiektu hauek ezagutzea kontzientzia hartzeko. Azkenean, "maitatzen deguna babesten degu eta ezagutzen deguna maitatzen degu" (J. cousteau).
    Denak dauka lotura, modu batean edo bestean.

    Anónimo (3).

    Halakoak egiten ditugunean, gure intentzioak onenak direla eta lagundu nahiean gabiltzala ez dut zalantzan jartzen. Dena den, nire iritziz, zurea bezalako esperientzietan (eta jarraian ez zaitut epaitzen zuri, orokorrean hitz egiten dut eta betiere nere ikuspuntutik) parte hartzera animatzen den jende askok beste helburu batzuk ditu laguntzearen gainetik: Leku exotikoak ezagutu, Kurrikulum-a apaindu (zenbat ogibideren kasuan),... Asko inertziaz joaten dira, GKE-k saldutako boluntariotza produktuaren marketing-ak erakarrita, eta esan beharra dago, ez direla produktu merkeak izaten. Munduko edozein txokotara joaten dira, laguntzera, itxu itxuan, laguntzera doazen populazioaren miseria zerk eragin duen askotan jakin gabe. Eta are gehiago, bidaiatzen duten GKE-aren ibilbidea eta baloreak ere ezagutu gabe. Behin GKE-ren helburua, misioa, ikuspuntua edo delakoaren auzia mahai gainera ekarrita ondokoa adieraztea gustatuko litzaidake. Halako boluntariotza "misioak" dituzten GKE asko, iraganeko misio ebangelizatzaileen ondorengo dira. Eta beraz, laguntzeaz haratago, nolabaiteko inposaketa bat ezartzen dutela iruditzen zait halako proiektuek. Izan bedi jainko ez lurtiar bat, edota artisautza produkten ekoizpen prozesuaren antolaketa, gure mundu ikuskeraren arabera beren egoera hobetzeko bide egokia zehazten saiatzen gara. Hau da, garapen eredu zehatz bat jarraitzera gonbidatzen diegu, gure ongizatea ekarri duenez, beraiei ere hala egingo dien esperantza onenekin.

    Anónimo (4).

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